Biocombustibles transgénicos

| martes, 20 de mayo de 2008
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Interesante artículo sobre las posibilidades de la ingeniería genética en plantas para la producción de biocombustibles, en particular para la producción de etanol a partir de cultivo de plantas lignocelulósicas

Los biocombustibles transgénicos son el tema estrella del último número de Nature Reviews Genetics (Volumen 9 de junio de 2008). Un interesante artículo sobre las posibilidades de la ingeniería genética en plantas para la producción de biocombustibles, en particular para la producción de etanol a partir de cultivo de plantas lignocelulósicas. En última instancia lo que se necesita para la producción de etanol son azúcares, y el artículo plantea la posibilidad real de utilizar la manipulación genética para obtener variedades vegetales con una mayor cantidad de polisacáridos (azúcares) y características que permitan una mejor rotura de la lignina, celulosa y hemicelulosa de las plantas para acabar produciendo el etanol. Paso a hacer un resumen del artículo.

Comienza diciendo que la producción de etanol no contribuye a aumentar las emisiones de CO2 según un estudio publicado en la revista Biomass Bioenergy en 1997. A esto podemos apuntar un estudio más reciente comentado en Biocarburante.com.

Indica como inviable que en EEUU el etanol se produzca exclusivamente a partir de maiz, ya que si toda la producción de maiz de este país se destinara a etanol, sólo cubriría el 15% del consumo de combustibles. También indica que el 50% del maiz en EEUU actualmente se emplea para la producción de estanol y eso ha hecho subir los precios de determinados alimentos (en EEUU).

Por tanto, para el autor el futuro de la producción de etanol está en el material celulósico complementado con el etanol a partir de grano, pero hay varios inconvenientes:

* la producción de celulasas (enzimas que sean capaces de romper la celulosa para utilizarla) se lleva a cabo en caros bioreactores microbiológicos
* los costes del pretratamiento del material lignocelulósico para eliminar la lignina (primera capa de protección vegetal) y poder acceder a la celulosa interior

Estos costes actuales provocan que el etanol de origen lignocelulósico tenga un coste de dos a tres veces mayor que el proveniente de granos de maiz. Apesar de esto en EEUU hay o están proyectadas 6 industrias de producción de bioetanol a partir de material lignocelulósico apoyados por el gobierno.

Pero la genética puede hacer que en la propia cosecha vayan las enzimas necesarias para romper las celulosas, y que disminuya la cantidad de lignina y aumenten las de polisacáridos para reducir el esfuerzo de los pretratamientos para la obtención del etanol.

La manipulación genética (cultivos transgénicos) de las plantas para este fin pasaría por el microorganismo Agrobacterium tumefaciens, gran conocido y capaz de infectar a las plantas transfiriéndoles material genético ajeno. No infecta cualquie planta, pero se le puede ayudar además de que se está secuenciando el genoma de una variedad de forraje que permitiría localizar los genes susceptibles de ser modificados para conseguir el objetivo. Ya oigo a los ecologistas protestando por la posibilidad de que estos genes modificados lleguen a otras especies vegetales adyacentes a los cultivos y el riesgo medioambiental que esto podría suponer, pero eso es otra conversación.

La alternativa o complemento a la manipulación genética está en la hibridación selectiva de variedades vegetales, pero por sí sola la hibridación no alcanzaría las mejoras necesarias para hacer eficiente el proceso de obtención de etanol a partir de material lignocelulósico.

Fuente:Biocarburante.com

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