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Biocombustibles Partida. El campo recibe del gobierno 20 mil millones de dólares al año para aumentar la producción de alimentos.
México no se quedará cruzado de brazos ante la inminente crisis alimentaria, sino que construye un programa para aliviar las condiciones de la gente más pobre del país, afirmó el presidente Felipe Calderón, quien se manifestó en contra de que los alimentos sean utilizados como biocombustibles.
“Tenemos que fomentar los biocombustibles en el mundo, pero evitar que se oriente la política a sustituir alimentos por combustibles. Hay biocombustibles de segunda y tercera generación que pueden evitar este problema”, dijo.
Y precisó: “Por eso yo, entre promover el transporte individual: pasos a desnivel, etcétera, o proponer mi apuesta, concretamente en la ciudad de México es por los trenes suburbanos”.
Ante integrantes de su gabinete, el Nobel de Economía, Mario Molina, y miembros de la delegación alemana, el mandatario aseguró que su gobierno aplica una política muy agresiva para aumentar la producción de alimentos en el campo, sector al que destina 20 mil millones de dólares al año.
Dijo que México paga un costo muy alto para evitar el crecimiento de precios en alimentos y energéticos y tan sólo en el primer trimestre de este año gastó 5 mil millones de dólares en subsidios.
Durante una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana Angela Merkel, celebrada en Palacio Nacional, Calderón dijo que se debe liberar el comercio de productos comestibles en el mundo e igualar las condiciones de competencia para que las señales del mercado de precios altos repercutan en mayor producción.
Además, dijo, se necesitan mecanismos que alivien las condiciones de pobreza en todo el mundo, porque estos incrementos impactan en la gente más pobre, que es la que destina la mayor parte de sus ingresos personales a la compra de alimentos.
La canciller Merkel recordó que la Unión Europea acordó reducir los subsidios al comercio exterior de granos de aquí al año 2013. Y si bien consideró esto como un paso importante, dijo que “lo que se nos olvidó en los últimos años fue definir escenarios futuros en cuanto a la producción de alimentos, porque como Estados no podemos definir sus precios”.
Aclaró que en el caso de Europa, en cuanto al consumo de alimentos no es el gran problema. “Somos un continente que está envejeciendo. No estamos comiendo mucho más de lo que comimos hace 15 o 20 años”.
Entre las causas del incremento de precios en los alimentos, Calderón mencionó el crecimiento de las economías como China e India con casi 2 mil millones de habitantes y el hecho de que Estados Unidos utilice comestibles en la elaboración de biocombustibles.
Luego de la sesión de preguntas y respuestas con la prensa alemana y mexicana, Calderón estableció un diálogo interactivo con miembros del Consejo Empresarial de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce), en el Jardín Botánico del Palacio Nacional.
Ahí asentó que hablar del tema de los biocombustibles es algo que “me emociona mucho” y admitió que hace algunos años él fue un “promotor, digamos, indiscriminado, de combustibles, hasta que en una conversación con Mario Molina” conoció el impacto de éstos.
Y ahora —dijo— soy alguien que cree firmemente, sigo creyendo en los biocombustibles, pero también en que las condiciones de mercado pondrán a cada quien en su lugar.
Se pronunció por el impulso de una política de biocombustibles que implique estímulos fiscales y esté más orientada a los de segunda y tercera generación; es decir, biocombustibles que provienen de materiales como el aserrín, como los residuos de madera.
Senador del PRI exige al gobierno crear reserva estratégica de granos
El senador priista, Carlos Lozano, urgió al gobierno federal adoptar medidas para constituir reservas estratégicas ante el riesgo de escasez de granos básicos que afecta al mercado mundial y en consecuencia sus elevados precios.
En las filas del PRI preocupa la seguridad alimentaria del país y se considera la alternativa de etiquetar recursos de excedentes petroleros para utilizarlos en el creciente déficit de alimentos.
El legislador estimó urgente la comparecencia de los titulares de las secretarías de Economía, Agricultura y Desarrollo Social ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, a fin de que expliquen qué medidas se están tomando al respecto.
Demandó acciones más contundentes de las autoridades del Poder Ejecutivo para contrarrestar los elevados precios de los granos básicos, fuente principal de alimentos para la población mexicana.
Lozano de la Torre advirtió que es inadmisible que en México no exista un sistema nacional de almacenamiento y que el país dependa del exterior en materia alimentaria.
Por ello, dijo, se deben considerar alternativas para garantizar la seguridad alimentaria de la población más vulnerable, etiquetando recursos originados en los excedentes petroleros y usarlos para satisfacer el creciente déficit que en esa materia tiene el país.
“Es necesario el replanteamiento de la política de subsidios. No es posible que la tortilla le cueste lo mismo a la población de alto nivel adquisitivo que a quienes viven en los barrios marginados de las ciudades e inclusive sea más cara en zonas rurales”, subrayó.
Recordó que en varias ocasiones el PRI ha reclamado a las autoridades federales informen sobre las medidas precautorias que han tomado frente al encarecimiento de los alimentos básicos a nivel internacional, y qué se hace para asegurar que no falte el alimento en las mesas de los mexicanos.
“El terrible fantasma del hambre ha vuelto a hacer su aparición en el mundo y ante ello no podemos permanecer indiferentes”, declaró el integrante de la Comisión de Hacienda. (Redacción)
“Hay que copiar soberanía alimentaria de China”
[ Dennis A. García ]
Actualmente no hay escasez de alimentos en el mercado mundial, hay granos suficientes para que cada habitante del planeta ingiera 3 mil quinientas calorías diarias, sin contar el resto de los alimentos.
Yolanda Trápaga, responsable del Centro de Estudios China-México, comenta que el problema central es que los alimentos no se reparten equitativamente y la crisis deviene de la falta de ingresos de los pobres.
—¿Cuál ha sido el impacto internacional del creciente consumo de alimentos por parte de China?
—No es como lo señalan en todos lados. China tiene niveles de autosuficiencia muy importantes. Actualmente no está aumentando sus importaciones de arroz, trigo ni de maíz.
Trápaga Delfín, quien colaboró con la elaboración del libro China y México: implicaciones de una nueva relación, explica que una característica es que a partir de la revolución socialista el país asiático se planteó proveer a su población de los alimentos básicos, lo cual ha sido consecuente.
Aunque tampoco puede seguirle el paso a la modernidad, agrega.
Lo que sí ha sucedido es que China, a partir de su crecimiento tan importante, hace unos tres o cuatro años renunció a producir la soya para la alimentación animal, por lo que tuvo que recurrir al mercado mundial.
—¿Hay por qué preocuparse del alto consumo de alimentos en China?
—China no es el factor que nos preocupa. Lo que preocupa son las políticas que desde hace treinta años se vienen desarrollando en todo el mundo.
Cuando entró el periodo de liberalización económica en todo el mundo, en nuestro país y en otros se hicieron políticas de ajuste económico dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
—¿En qué consisten?
—En que cada país se mueva de acuerdo a sus ventajas comparativas. Que se especialicen en bienes para la exportación que capten divisas. ¿Qué sucede? —explica— se desmantelan las producciones domésticas y se vuelven importadores netos como sucede con México.
Con este tipo de políticas hacen que nos volvamos muy sensibles a factores especulativos en el mercado, a competir por los recursos productivos con cultivos diferentes, como es el caso en este momento de usar el maíz para la producción de etanol.
—¿Qué debe hacer México en términos comerciales y diplomáticos con China? ¿Hay que unir más los lazos?
—Con cualquier economía hay que unir los lazos. Pero nuestro país no está pensando en esos términos.
Si nos vamos al rubro alimentario, México tendría que hacer lo mismo que China en el sentido de poder alimentar a su población con el abasto doméstico en cuestiones de alimentos básicos, y entonces así ya comprar en el exterior las cosas que no son tan fundamentales.
—¿Qué productos exportamos a China?
—Los importantes serían la cerveza y el tequila, el aguacate un poco. No hay ningún direccionamiento de exportaciones hacia China; Estados Unidos es el que jala más del 80 por ciento de las exportaciones, explica a manera de ejemplo.
—¿China es un modelo a seguir para el desarrollo de nuestro país?
—Desde mi punto de vista, solamente en lo que toca a soberanía alimentaria. Habría que copiar de China esta intención de no ser vulnerables en el rubro alimenticio.
En lo que no se podría copiar a China, por ejemplo, es en el proceso de concentración de la riqueza en unos cuantos. Pero lo mismo pasa con la mayoría de los países.
—¿Cómo es la calidad de vida del campesino chino y del mexicano?
—Pésima. La calidad de vida de los campesinos en los dos países es muy mala, sin embargo hay un elemento que es rescatable en China. Su gobierno además de darle tierra a todos los campesinos, garantiza que una parte de las tierras sea de autoconsumo, por lo que los campesinos chinos tienen garantizado lo que van a comer, cosa que no sucede en México.
—¿El campesino mexicano necesita de políticas de desarrollo asistencial?
—El asistencial mata a la gente. Sí es bueno que se les ayude, pero sólo en casos de emergencia, si no se vuelven dependientes y no beneficia al país ni al campo.
El campesino necesita políticas de desarrollo productivo; se necesita que el gobierno invierta en el campo, que apoye la producción en manos de los campesino, que apoye el regreso de los campesinos que se han ido a Estados Unidos... Nada de asistencia, para qué queremos que les regalen dinero.