Una tecnología que utiliza la luz solar para reciclar el contaminante dióxido de carbono (CO2) y producir combustibles como el metanol o incluso gasolina. Se trata de la propuesta de un equipo de investigadores de los Laboratorios Nacionales Sandia, en Nuevo México (Estados Unidos). Aunque todavía en fase experimental, el sistema funciona, según sus responsables, y podría utilizarse en un futuro para generar combustibles y ayudar de paso a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
(Imagen: Sandia National Laboratories)
El proyecto, denominado "Luz Solar a Gasolina", consiste básicamente en invertir el proceso de combustión de los hidrocarburos, permitiendo así sintetizar combustibles líquidos como metanol o gasolina. Para ello, los investigadores han creado el "CR5", un reactor solar especial que divide el CO2 en monóxido de carbono (CO) y oxígeno.
Según sus responsables, se pueden realizar diversas combinaciones de hidrocarburos, incluida la gasolina, aunque empezarán a trabajar con el metanol, que es la más sencilla. Asimismo, el primer paso será capturar el CO2 de fuentes donde está concentrado, aunque el objetivo último es poderlo secuestrar incluso del aire.
Una forma de aprovechar este sistema sería ubicándolo en las centrales termoeléctricas de carbón
Por ejemplo, una forma de aprovechar este sistema sería ubicándolo en las centrales termoeléctricas de carbón. El CO2 emitido del proceso de combustión del mineral podría ser así capturado y reducido a CO en el reactor solar. De esta manera, se aprovecharía para crear combustibles a la vez que se reducirían las emisiones contaminantes a la atmósfera. Dicho combustible sería además plenamente compatible con las infraestructuras petrolíferas: Una vez sintetizado y en estado líquido, podría ser transportado por los oleoductos y suministrado a las gasolineras como un combustible más.
Los laboratorios Sandia cuentan con la participación de la multinacional Lockheed Martin y el Departamento de Energía de Estados Unidos. El proyecto ha interesado también a la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA), que ha invertido en él.
Cómo funciona el reactor solar
El CR5 posee un gran número de anillos, que giran en direcciones opuestas, compuestos de un material de ferrita reactivo, en concreto óxido de hierro mezclado con otros óxidos metálicos como cobalto, magnesio u óxido de níquel. El calor concentrado del sol se proyecta a través de un pequeño agujero en uno de los lados de los anillos, que permanece caliente, mientras el otro lado está relativamente frío. Como los anillos rotantes pasan por ambas zonas, se crea un ciclo de conservación del calor que mantiene el sistema.
(Imagen: Sandia National Laboratories)
Según sus responsables, las pruebas de laboratorio han demostrado que la tecnología funciona, de manera que en estos momentos trabajan en el desarrollo del primer prototipo, que podrían tener para abril de este año. Este primer sistema tendrá un tamaño y forma similar a un barril de cerveza, y contendrá 14 anillos.
Por otra parte, un horno solar de 88 metros cuadrados se encargará de abastecer de energía solar a la unidad, calentando los anillos a unos 1.426 grados. A esa temperatura, el óxido metálico pierde oxígeno y es secuestrado en parte del CO2, convirtiéndose así en CO, el cual puede ser utilizado para la creación de hidrocarburos. El sistema puede volver a empezar una vez que el óxido metálico es devuelto a su estado original.
En cualquier caso, la idea original del CR5 era generar hidrógeno para su uso en células de combustible. Así, exponiendo los anillos del dispositivo a vapor de agua en vez de a CO2, se consigue hidrógeno. Por otra parte, otros equipos de investigación están estudiando diversos métodos para aprovechar el CO2 y generar electricidad y combustible, a la vez que se secuestra de la atmósfera dicho gas. Un ejemplo de ello es el trabajo del investigador Klaus Lakner, de la Universidad de Columbia.
Críticas al sistema
La idea de reciclar el CO2 no es nueva, pero su desarrollo tecnológico ha resultado demasiado complicado y caro como para que valiera la pena seguir invirtiendo en él. Sin embargo, el incremento continuo de los precios del petróleo y la preocupación medioambiental por el cambio climático han devuelto el interés a este tipo de proyectos.
No obstante, los expertos recuerdan que se trata de tecnologías experimentales en un grado muy incipiente de desarrollo. Así, los investigadores del Laboratorio Sandia reconocen que necesitarán entre 15 y 20 años de trabajo para que su sistema pueda funcionar de manera eficiente y a gran escala.
Por otra parte, otros especialistas critican que se trate de una forma indirecta de aprovechamiento energético, cuando ya hay otros sistemas que generan energía directamente de la luz solar. Además, reprochan la inversión en este tipo de sistemas que en su opinión perpetúa el uso de combustibles fósiles, cuando sería más útil dedicar todos los esfuerzos al desarrollo de las energías renovables.
fuente: consumer.es
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