Al destacar la urgencia de una reforma energética en México, especialistas se pronunciaron por tener a Pemex como empresa nacional, reducir los ingresos de la Federación por la venta del petróleo y reinvertir esos recursos en el sector energético.
Los expertos descartaron que las modificaciones legislativas pretendan una privatización del sector y consideraron urgente que se concluya el diagnóstico real sobre la situación en que se encuentra y las posibilidades del Estado para sacarlo adelante.
Mencionaron que la reforma energética debe ser integral y abarcar la mejoría de Petróleos Mexicanos (Pemex), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), así como acciones para desarrollar los energéticos alternativos.
Los especialistas Manuel Martínez Fernández, de la UNAM; José Antonio Cerro Castiglione, de la Universidad Iberoamericana; y Duncan Wood, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), opinaron que hay posibilidades de subsanar a Petróleos Mexicanos (Pemex), pero para ello se requieren acciones inmediatas.
Consideraron que la falta de una reforma energética mantiene a ese sector con una "soga en el cuello", al borde de una crisis que provocará que en menos de una década México recurra a la importación de petróleo.
Martínez Fernández expuso que a Pemex la "están matando de inanición" y calificó como absurdo que haya quienes se oponen a la reforma alegando que se pretende privatizar a la paraestatal cuando "en las condiciones en que se encuentra nadie la compraría".
Explicó que frente a la urgente reforma energética "primero se debe tener una visión de mediano y largo plazos del sector energético para no sólo subsanar el problema sino atender a largo plazo esta situación tanto en producción como en consumo".
El especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) precisó varios puntos que deben tomarse en cuenta para la reforma, como asegurar que el petróleo siga impulsando el desarrollo nacional pero no sólo en el plano económico, sino también en lo sustentable incluido lo social y ambiental.
Además que los yacimientos petroleros sean un instrumento de desarrollo sustentable; "y deberán ser siempre de la nación, no hay duda en eso, es un asunto de seguridad nacional, dependemos de ello, ningún país que tiene petróleo lo quiere comprometer", detalló.
También que se impulse la exploración, la producción y la transformación de petróleo y petrolíferos, porque "es y seguirá siendo un gran negocio económico; entonces lo que queremos es que los yacimientos petroleros sigan siendo en el futuro un buen negocio para México".
Indicó que si empresas transnacionales hacen dinero con el petróleo Pemex no debe ser la excepción. "Pemex renovado, con un programa muy bien establecido y con metas medibles, también sería un gran negocio y entonces sí pagaría impuestos a Hacienda y al gobierno federal para que tuvieran dinero para labores sociales".
Propuso la creación de una comisión de energéticos multiinstitucional que vigile el rumbo de los proyectos para mejorar la paraestatal y la haga más afectiva, al tiempo que transparente las inversiones y dé seguimiento a los ingresos federales que provienen del petróleo y los hidrocarburos.
También se encargaría de verificar que realmente haya ahorro de energía en el país, de establecer programas a largo plazo, así como de impulsar fuentes renovables.
A su vez, el especialista en fuentes energéticas, biocombustibles y académico de la Universidad Iberoamericana, José Antonio Cerro Castiglione, coincidió en que la reforma es urgente, sobre todo por la caída en la producción petrolera, así como la dependencia en la importación de gasolinas y gas.
Al señalar que también es urgente un plan energético global que incluya a los biocombustibles, destacó la necesidad de hacer fuertes inversiones para subsanar esas deficiencias ya que de lo contrario habrá graves consecuencias.
La discusión parecería centrarse sobre todo en situaciones sobre si se conserva o no el control estatal de la actividad petrolera, y en general de Pemex, o si debe haber esquemas de cooperación para las inversiones en las que participe el sector privado, comentó.
Sin embargo, mencionó, deben tomarse acciones concretas sobre la reforma energética porque "estamos en una situación de suma urgencia, si no se toman las medidas necesarias muy pronto vamos a tener problemas en términos de la producción petrolera al comienzo de la próxima década".
Sobre todo considerando que en "el caso de la gasolina la demanda interna va a seguir aumentando, y si no tenemos un aumento en la capacidad instalada pues la única solución será incrementar las importaciones, las cuales representan ocho mil millones de dólares y en el caso del gas tres mil millones de dólares".
Refirió que aunque existe ese problema la actividad petrolera en México tiene que seguir bajo el control del Estado, así como Pemex, pero si no hay la capacidad financiera y tecnológica suficiente debe permitirse la inversión de terceros.
"Lo que hay que hacer es analizar si tenemos la capacidad suficiente como Estado para llevar adelante las inversiones necesarias, y si no se tienen se deben buscar esquemas diversos; existen muchos y hoy están utilizados en todo el mundo sin perder el control de la actividad", aclaró.
Cerro Castiglione apuntó que es difícil señalar en qué lapso se acabaría con esa industria si no se toman acciones inmediatas, pero hay datos palpables de la emergencia como la disminución en la producción petrolera de 14 por ciento al año en Cantarell, que es el principal complejo proveedor.
Para el catedrático del ITAM e integrante de la Red Mexicana de Energía, Duncan Wood, la urgencia de la reforma no es una retórica del gobierno federal ni del Partido Acción Nacional (PAN) sino una situación muy grave para el país.
"Estamos enfrentando una situación muy grave donde no se puede tener suficiente oferta de petróleo nacional. Aunque tenemos mucho petróleo no podemos explotarlo y en menos de ocho años se tendrá que importar", alertó.
Agregó que aunque se necesita una reforma energética también es urgente un cambio en las leyes secundarias sobre hidrocarburos, "que obviamente no cambian la Constitución".
Subrayó sin embargo que es indispensable una modificación para flexibilizar a Pemex y atraer el interés de actores privados e internacionales.
Insistió en que con la reforma se permitiría a Pemex quedarse con mayores excedentes para invertir en tecnología y exploración, a fin de garantizar la oferta nacional de petróleo.
En ese sentido, consideró que con un buen manejo Pemex puede ser autosuficiente y podría sufragar la inversión que necesita para modernizarse y ser competitivo, siempre y cuando contara con más recursos.
"También se debe pensar más allá para Pemex, porque tiene capacidad de competir a nivel internacional, de explorar en otras partes del mundo para producir petróleo no sólo mexicano, y aprender de las empresas que están compitiendo a nivel global", manifestó.
Los actores principales de la reforma energética, puntualizó, saben que no es posible privatizar Pemex, por eso las modificaciones no tienen nada qué ver con esa opción, por lo menos en un corto plazo.
A largo plazo, añadió, se tiene que ver que la reforma energética va mucho más allá de los hidrocarburos, pues se necesitan cambios en materia de electricidad, en el uso y producción de los biocombustibles y de las fuentes alternativas y renovables de energía, entre otros.
"Tenemos mucha capacidad en el país que tenemos que aprovechar, pero bajo el actual marco jurídico es muy difícil. Por eso esta reforma que se va a intentar este año será un primer paso y en dos años habrá necesidad de más cambios", agregó.
fuente: DiariodeYucatan.com
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