Al final se desveló el origen del biodiésel que ha permitido concluir hoy con éxito el vuelo entre Londres y Amsterdam de un avión de la compañía Virgin Atlantic. El biocombustible utilizado en uno de los cuatro motores de la aeronave procede del aceite de una planta de palma denominada babasú y de la del coco.
Sólo el 20% de la energía consumida por el Boeing 747 de Virgin Atlantic procedía del biodiésel, debido especialmente a que este tipo de combustible sigue dando algunos problemas por el riesgo de que se congele en los tanques a grandes alturas.
El avión, que transportó a pilotos y técnicos pero no a pasajeros, empleó un biodiésel derivado de aceites de babasu y de coco. Acusados como están los biocombustibles de poner en riesgo la seguridad alimentaria y de deforestar selvas en zonas tropicales, portavoces de Virgin Atlantic afirmaron que “la palmera babasú es nativa de Brasil, los cocos no suponen alimentos básicos y su producción proviene de plantaciones ya existentes”.
Lavado de imagen de altos vuelos
Paul Charles, portavoz de Virgin Atlantic, señaló que “es evidente que las emisiones de dióxido de carbono son menores que con el combustible convencional”, y por este motivo consideran que se trata de un hito para el transporte ecológico.
Sin embargo, este tipo de apuestas siguen sin convencer a otros sectores, en especial a los ecologistas. Kenneth Richter, de Amigos de la Tierra, afirmó que "no son más que una distracción sobre las verdaderas soluciones al cambio climático, ya que recientes investigaciones científicas revelan que los biocombustibles logran una reducción muy pequeña de las emisiones". Por su parte, Doug Parr, de Greenpeace, dijo que “se trata de un lavado de imagen de altos vuelos y la única forma de limitar las emisiones es reducir el tráfico aéreo”.
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